martes, 26 de junio de 2012

Tizne.

Tienes tizne en las manos
 yo sé cual es el motivo
 has estado quemando tus recuerdos 
y cogiste lo poco que quedaba entre las cenizas.
 Porque todos tenemos un poco de ceniza dentro,
 Algunas personas tienen tizne en sus manos
 porque los recuerdos, una vez quemados,
 duelen.

 Y un poco de esa ceniza se depositó en tu corazón
 a lo mejor sigues solo,
 buscando miradas que te consuelen.
 La gente ha dejado de mirar a los ojos,
 eso ya pasó de moda.

Así que no quemes los malos recuerdos
 porque quien juega con fuego
 se acaba quemando.

Síndrome de Estocolmo (primera parte).

Cuando despertó sintió que ya no estaba en su apacible piso de las afueras. Ahora una sala fría, en penumbra y húmeda era su estancia. Estaba desnudo, encadenado a la pared. Lo último que recuerda es como un hombre enorme le había asaltado en el mismo umbral de la puerta, sus manos fuertes como tenazas agarrándole el cuello. Y ahora, aquí, encadenado y desnudo.
La puerta chirrió cuando un encapuchado entró. El hombre encendió la luz. El destello cegó al encadenado y éste pudo ver a su verdugo. Era aquel hombre enorme que le asaltó. Al instante, se le heló la sangre.

- Te preguntarás por qué demonios estás atado como un perro y en pelotas ¿cierto? si te digo la verdad, yo tampoco lo sé, Sólo estoy a las órdenes de alguien superior. Soy bastante dicharachero, así que lo mismo te da el síndrome de Estocolmo ese.

- ¿Q-quién es ese ''alguien superior''? el pobre hombre no sabía si le temblaba la voz del frío o del miedo.

- Siendo sincero, No sé si el tío es de la Cosa Nostra, Yakuza o de la mafia rusa, nunca lo he visto en persona. Actúa a través de terceros, no se quiere manchar las manos. Un tío bastante feo me contactó y me dijo: '' Te damos 50 de los grandes si haces cierto trabajito'' Y yo, que soy medio bobo, acepté sin rechistar.

- Entonces, esa violencia...

- En serio que lo siento, tío. Estoy pasando una situación difícil, tengo bocas que alimentar, me agarro a un clavo ardiendo. Te juro por lo más sagrado que intentaré que esto sea llevadero para los dos, pero comprenderás que tendré que fingir un poco...

- ¿A qué te refieres con eso?

- Me refiero a que si me mandan hacerte daño lo tendré que hacer.

- ¿Y si te dicen que me pegues un tiro, lo haces?

- Eso ya es un dilema. Estoy de mierda hasta el cuello.

De ahora en adelante, todo se tornaba de un tono transparente...