lunes, 29 de octubre de 2012

El mundo gira.

Encontré en un viejo rastro un globo terráqueo lleno de polvo, el típico globo terráqueo con el que aprendimos en el colegio los países. Me costó unos 3 o 4 euros. Pero tiene una cualidad especial.

Puedo viajar a cualquier lugar del mundo gracias a este globo. Me basta con depositar mi dedo índice en la región que quiero visitar, señalando el lugar exacto, cerrar los ojos, y al abrirlos, ya estoy ahí.

Suena raro, y lo es. Estaba viendo los países, curioseando un poco. Deposité mi dedo en el nombre ''Madrid'', cerré los ojos un instante y...

Ahí estaba, ya no me encontraba en mi silenciosa habitación, ahora estaba rodeado de gente por todas partes. Alcé la mirada. No había duda. Había aparecido en La Gran Vía de Madrid. Un tío con un globo terráqueo enorme en los brazos mirando embobado a la multitud, eso era yo.

''Quiero volver a casa'' musité mirando al suelo. Para mi sorpresa y antes de darme cuenta, ya estaba otra vez en mi habitación.

Es difícil de describirlo, sucede tan rápido que no soy consciente de lo que ocurre. Ignoro que fuerza me teletransporta inmediatamente al lugar que quiero, desconozco y me intriga como esa misma fuerza sabe llevarme a mi casa. Mi casa no aparece en el globo terráqueo, no pone en ninguna parte ''esta es tu casa'', solo me basta con decir ''quiero volver'' y en un suspiro he vuelto tan rápido que tardo en situarme.

He probado más sitios y países. Si dejo el dedo sobre el nombre de la capital, me traslada a un lugar al azar de esa ciudad. He vuelto a probar con Madrid varias veces. Un día me dejó en medio de la plaza mayor, otro día aparecí en El Retiro y otro día en La Puerta del Sol.

Algo curioso es que nadie me ve llegar. Es como si llevase allí toda la vida.

Tengo apuntados en un cuaderno las diferencias horarias, saludos básicos en multitud de idiomas con su pronunciación aproximada, he comprado tarjetas y tarjetas para meter cientos de fotos en mi cámara digital. Controlo todas las divisas.

En una semana puedo visitar toda Europa. Ayer estuve en un solo día en Tokio y en Sidney.

No sé cuánto durará esto. Cuido del globo terráqueo como si fuese un cristal delicado.

Tengo el mundo en mis manos.