Me levanto y noto un engrudo que aletarga los pensamientos. Extrañado, acudo al especialista. Tras mirar y escuchar con atención concluye:
-Lo que me imaginaba, sequía creativa, fíjese en esto.
Acerca unas pinzas a mi oído y saca la sustancia negra. La sostiene un instante y la introduce en un tarro pequeño.
Este residuo se forma por la acumulación de ideas sin usar.
-¿Cómo me deshago de ello?
-Al obtener ideas nuevas, con la inspiración, se descompone.
Me aconseja buscar cosas que me digan algo y me recuerda que en ocasiones esto es como los catarros, que se agarran, pero se acaban pasando.
lunes, 11 de agosto de 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)