sábado, 22 de enero de 2011

Relato frente a la hoguera.

El buceador está asustado y muy nervioso. Todavía no se cree que puede sumergirse en esas aguas tenebrosas. El mismo sentimiento que le impulsa le repele. Es un reto. 3, 2, 1..... abajo.
Enciende el foco, hay mucha oscuridad ahí. En esa inmensidad se siente pequeño e insignificante. Siente sus latidos, restallan en sus sienes. Y baja aún más en esa negrura. Es asfixiante. Ya no sabe qué hacer, bajó para explorar y ahora se explora a sí mismo.
Enfoca a una grieta, ha visto algo. unos ojos le miraban, encendidos. Siente algo moviéndose en ese sitio. Algo grande. Decide acercarse y comete un grave error. Esa cosa ha extendido un tentáculo alrededor de su cuello, le oprime, le está alejando a pasos agigantados de la vida. y entonces, la bestia surge de la grieta.Es enorme, tiene un cuerpo de aspecto viscoso, negro y gordo. Sus ojos son los del infierno, le miran con la mirada de la muerte, sin compasión.
Nuestro protagonista lucha, da patadas contra esa aberración sin nombre. Mientras el oxígeno le da la vida, el monstruo se la arrebata.
Ese ser sonríe mostrando unos dientes afiladísimos. Lo aproxima a sus fauces, el fin está cerca. Todo se apaga como una cerilla.
Fin.