miércoles, 19 de agosto de 2009

La decepción de lo verdadero

Está lloviendo, desde hace rato oye el repiqueo de las gotas sobre el cristal. Acaba de abrir los ojos, ese ruido no le gusta. Ha tenido una noche difícil, un dolor de oídos que le martilleaba la cabeza como si de un cincel se tratase, dándole un martirio que todavía le dura hasta ahora. La lluvia ha cesado por fin, y su dolor de cabeza también –por fin, joder, por fin- dice con un deje de cansancio. Se desplaza hasta el cuarto de baño como encorvado, y mira su reflejo en el espejo. Éste, le devuelve su cara, la de un joven pálido que aparenta más años de los que en realidad tiene -20- y mira sus ojos, que tienen pinta de decirle: todo seguirá siendo la misma mierda. Se lo repite cien veces, como un credo digno de un salmo desdichado. Agua fría, necesita agua fría para poder despertar de esta pesadilla llamada vida, que le araña con garras de decepción. Está pensando en qué le hace sentir vivo, ¿qué le hace sentirse así? Ni él mismo lo sabe.
Este es un relato que escribi el 14 del 11 de 2008

1 comentario:

  1. Magnífico: Yo me imagino una continuación. El prota. encuentra la fuente de agua fria, la mañana le trae la luz prodigiosa, llega a una playa próxima y se sienta en la arena. Está solo. Pero comienza a tener una sensación agradable. El sol le acaricia la piel, le gustaría tomar una taza de café, una tostada, un zumo de naranja...Siente ganas de darse un baño. El frescor del agua le devuelve la sensación; tiene 20 años y unas ganas tremendas de vivir.

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