Mi hermana Lily cree que solo por poner el árbol, los regalos aparecerán a la mañana siguiente. Las gallinas ponen huevos, los árboles de navidad ponen regalos.
Ella ha entrado en mi cuarto como un torbellino, se ha subido a la cama y se ha puesto a saltar.
- ¡El árbol, el árbol, el árbol!
Cuando quiere algo lo pide con ganas, puedes derrotar a un león en un coliseo, pero nunca te atrevas a llevarle la contraria a esta mocosa.
Pues nada, aquí estamos en el centro comercial buscando un árbol de navidad que le guste a Lily.
- Son de plástico ¿los árboles no salían del suelo? -a veces no sé como salir airoso de estas situaciones-
- Ehm... sí, por supuesto que salen del suelo, pero hay señores que los hacen ellos mismos para no tener que plantarlos. Es muy aburrido verlos crecer.
- Ooh -se ha quedado a cuadros-
Llega la parte difícil, elegir uno que le guste.
- Éste es verde fuerte ¿qué tal?
- ¡Muy feo!
- ¿Y éste? éste parece bonito, es blanco.
- Blanco, que soso.
- Mira el de aquí, es rosa ¿a ti te gustaba el rosa, no?
- Uy, el rosa es de niñas - ella es una niña, qué curioso-
- Pues entonces coge el que quieras.
Y es por eso por lo que tenemos un árbol navideño de color azul eléctrico en medio del salón.
Porque ella lo eligió, porque es el único árbol azul en el barrio y porque es navidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario