sábado, 11 de junio de 2011

La maldición de Charles.

En un pequeño pueblo vivía un niño llamado Charles. Era de ese tipo de chavales arrogantes y malcriados, al que sus padres se lo consienten todo. Rodeado de sus juguetes y caprichos, Charles era feliz. Cierto día, Charles y sus padres fueron a una feria ambulante. Allí, una gitana les leyó la mano a sus padres:
-Aquí veo un hijo caprichoso que tendrá su justo castigo, y a unos esclavos que él llama padres.
Intrigados por estas palabras, volvieron a casa.
¡ Vaya bruja! apenas el chaval pronunció estas palabras, de sus manos surgió un abrasador fuego que le dejó la piel en carne viva.
Cada vez que el chico se comportaba mal, el fuego brotaba en su cuerpo y hacía en él profundas heridas. intrigados por el extraño suceso, los padres de Charles acudieron a cientos de médicos que no supieron explicar lo que le sucedía. era tan sencillo como que la gitana había ejercido en el muchacho una maldición que solo se quitaría si el muchacho escarmentaba.
Milagrosamente, apenas el chico pidió perdón a sus padres, sus heridas curaron como si nada hubiera pasado.

1 comentario:

  1. ¿Charles rectificó el comportamiento? O se limitó a pedir perdón. Luego, con su anterior comportamiento, no era todo lo feliz que podría pensarse. Los padres deberían haberse unido al acto de rectificación y contrición; eran los verdaderamente culpables.
    Ánimo. Este es el camino. Escribir, escribir, escribir y para descansar...ESCRIBIR. Un abrazo

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