lunes, 30 de enero de 2012

La oferta.

La primera vez que lo hizo tenía siete años. el niño estaba jugando en el salón, cuando un pesado libro se precipitó desde la estantería. Pero no llegó a impactar. Segundos antes del impacto, el libro se detuvo en el aire, a escasos centímetros de su cabeza, ante sus ojos. Parecía este hecho algo normal para el pequeño, que veía el libro suspendido con total tranquilidad, sin inmutarse. Sin embargo, su madre no lo vio. con un leve toque de su dedo índice, el libro cayó al suelo como si nada hubiera pasado.
diez años más tarde, en el instituto, las habilidades se habían desarrollado de manera virtuosa, aunque como es lógico, el chaval no las exponía al público. En la intimidad de su habitación, y con una leve orden mental, el chico ordenaba sus cosas. Con solo pensarlo, los libros volvían a sus estantes, la ropa se depositaba ordenada en el armario y la televisión se encendía con un parpadeo.
Lo que no sabía es que un vecino lo había grabado todo desde su ventana. Comenzó así una auténtica caza de brujas para el joven.
Un día, al volver del instituto, unos hombres trajeados le esperaban frente a la puerta de casa. Al llegar, su madre le explicó.
-Hijo, estos señores preguntan por ti, dicen que quieren hablar contigo en privado.

Los hombres subieron con él a su habitación, una vez allí empezó la conversación.

- Mira chico, no te vamos a mentir. Tienes algo que nos interesa.
- ¿Cómo?
- Conocemos tu habilidad. Conocemos gente como tú. No tengas miedo.
- Maldita sea, déjenme en paz.
- Estás confuso, y eso es normal. Si vienes con nosotros, te enseñaremos a proyectar esa habilidad en beneficio tuyo, te haremos muy poderoso...
- Lo siento, pero no.
- Chico, no eres consciente de tu potencial, en nuestras manos serías el arma perfecta, serías... gigantesco.
- Así que es eso. Me consideran un arma. Están locos.
- Te pagaremos, te daremos lo que quieras, necesitamos gente como tú, sois el futuro.
- No quiero ser el futuro, si ser el futuro implica la destrucción, No pienso aceptar.
- De acuerdo, nosotros lo hemos intentado, pero te arrepentirás. En nuestras manos lo habrías conseguido todo.
- Caballeros, olviden la idea, Jamás usaré mi capacidad de esa manera, y ahora váyanse, por favor.

A regañadientes y frustrados se marchan, no han conseguido su propósito. Los puedes ver, caminando en la lejanía, discutiendo llenos de ira.

- Hijo, ¿que querían esos tipos tan raros?
- La muerte, mamá. La muerte.

1 comentario:

  1. Un cuento con moralina. El protagonista se resiste a vender su habilidad o poder. Lo tiene muy claro. ¿Estamos ante una metáfora? Si es así la dignidad prevalece a toda costa, incluso ante el poder. Renuncia para seguir siendo él, con poderes muy útiles por cierto. Seguramente con la edad ese muchacho perderá los poderes, le tocará arreglar su habitación "a mano" y lamentará no haberse vendido cuando pudo. Un abrazo

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